
Los duendes de la informática han hecho aparecer escaneada en la pantalla de mi ordenador una carta remitida, un año antes de fallecer, por don Manuel Clavero Arevalo al Presidente de la Junta de Andalucía Juan Manuel Moreno Bonilla, avalando la petición de la Medalla de Andalucía para el Colegio de Abogados de Sevilla, al que pertenecieron Blas Infante y él mismo además de otros muchos letrados andalucistas de diversos partidos.
Eso me ha recordado que tengo la obligación moral de impulsar la petición de la Medalla que don Manuel apoyó calificándola como “acto de justicia”, pues le parecía “sobradamente justificada no sólo por los años de vida del Colegio, sino por las personalidades que han ocupado importantes cargos así como por la labor realizada”. No debe caer en saco roto tan justa petición del Hijo Predilecto de Andalucía.
El reconocimiento se justifica en los servicios que los abogados sevillanos vienen prestando a la ciudadanía desde que por Real Cédula de Felipe V de 18 de noviembre de 1706 se constituyeron en congregación, naciendo así un Colegio que ha contribuido decisivamente al progreso jurídico, político y sociológico de Andalucía. Con más de ocho mil letrados es el cuarto de los Colegios de Abogados de España en número de colegiados e importancia, siendo el más antiguo de los colegios profesionales hispalenses.
Tradicionalmente los abogados hemos aprendido el oficio de maestros como don Manuel Clavero, que ha sido todo un dechado de conocimientos jurídicos, claridad intelectual, sensatez a raudales y maestría al articular la defensa de los asuntos, captando de inmediato todos los matices del problema para muy poco después tener ya clara la línea de defensa a seguir. El Colegio de Abogados de Sevilla goza de merecido prestigio en el ámbito judicial porque desde siempre sus miembros se caracterizan por ejercer la abogacía con entrega, sapiencia, respetuosa elegancia e incuestionable habilidad profesional. Es que los abogados sevillanos tienen en común un magnifico y peculiar talante forense.
Pero conviene resaltar que muchos colegiados se han dedicado también a la política, ejerciéndola rectamente y defendiendo los intereses colectivos con respeto al derecho, al sentido de la equidad y al valor justicia. El buen político tiene que ser un buen abogado defensor del bien común, desempeñando recta y cabalmente el cargo público.
En el listado histórico del Colegio constan personalidades que han desempeñado las más altas responsabilidades en España: Jefes de Estado en épocas republicanas (Niceto Alcalá-Zamora y Nicolás Salmerón), Presidente del Gobierno en el actual régimen (Felipe González), Ministros del Gobierno de España (Manuel Clavero, Jaime García Añoveros y Javier Arenas) y altos cargos en otras instituciones como Manuel Olivencia y Juan Moya.
Además del padre de la patria andaluza Blas Infante y el padre de su actual autonomía Manuel Clavero, también figuran en la nómina colegial los Presidentes de la Junta de Andalucía Rafael Escuredo y José Rodríguez de la Borbolla, los Presidentes del Parlamento de Andalucía Ángel López y Antonio Ojeda y los redactores del Estatuto de Autonomía Pedro Luis Serrera, Miguel Ángel Pino, Juan Carlos Aguilar y Carlos Rosado.
Significativo es que en el listado del Colegio de Abogados de Sevilla aparezcan los padres de Andalucía y seis de los ocho redactores del Estatuto. Ello justificaría por sí sólo la Medalla. Pero en ese censo aparecen también, entre otros muchos políticos, los Alcaldes de Sevilla Luis Uruñuela, Alejandro Rojas Marcos, Manuel del Valle y Juan Espadas. Ha sido importante el protagonismo de la abogacía sevillana en la articulación política de Andalucía.
Nosotros los abogados creemos en el derecho y la justicia como garantes de la convivencia democrática; amamos primordialmente la libertad en cuanto valor inherente a la dignidad de la persona; defendemos el estado de derecho como instrumento imprescindible para la paz y ejercemos la profesión procurando siempre la justicia; pero sobre todo creemos profundamente en la Libertad, sin la cual no hay ni Derecho, ni Justicia, ni Paz.
Un colectivo así se merece la Medalla de Andalucía avalada por el recordado don Manuel Clavero, que ahora yo reitero en vísperas de la festividad de nuestra tierra.
José Joaquín Gallardo es decano emérito del Colegio de Abogados de Sevilla

