Las ciencias adelantan que son una barbaridad, bien lo resucitan en esa polémica «Verbena de la paloma» montada por Els Comediants, más irreverentes con Bretón que cuando recrearon «Mar i cel» o «The Mikado». Mientras hubo una desbandada colectiva ante el «Ricardo III» de una compañía gallega, ¡y en gallego! Victoria Rodríguez fue la primera en escapar, aburrida o espantada, y Nati Mistral soportó por solidaridad o elegancia, crecen versiones deformadoras o disparatadas, igual que esta zarzuela donde no falta el ingenio de los catalanes. Pero hay clásicos como la rosa: mejor no tocarlos.
El ya superado mal trago de Rocío Jurado le hizo perder 18 kilos. Está más delgada, pero también espléndida y casi sin su alergia, esa para la que cada año le hacían una nueva vacuna en Miami. Impactó Rocío en la boda sevillana de una hija de Tere Reina, hermana de quien fuera grande de la copla con una bondad infinita. Y también recientemente al recibir la «Yerbabuena de plata», nada que ver con su finca serrana, sino otro reconocimiento a su arte grande. Ella la ofreció «in memoriam» de su padre, que le enseñó los secretos del cante. Irreconocible, así está la «sipionera». Cual salida de una cura de salud, sin kilos de más, incluso más ágil, aunque con bajones que reconoce. Va por días y todavía no proyecta su reaparición. Supondría un esfuerzo del que aún no es capaz. Pero impresiona su físico, tan cambiado y realzado por Tony Ardón, al estilo del abrigo casamentero. Aunque su barroquismo del otro día más parecía obra de los Luchino, un buen contraste de marrones y anaranjados muy favorecedores. «Ha bajado de la talla 50 a una 40 tras perder esos 18 kilos», desvela gente de su intimidad, mientras Rocío Carrasco me desmiente lo de su próximo debut cinematográfico. Rociíto ha estado hasta ahora aupada, y enseñada, por el magisterio de María Teresa Campos, que la empareja artísticamente a Paco Valladares, quien está feliz con su coprotagonismo en «Víctor o Victoria». Será un gran estreno a primeros de septiembre, aunque la hijísima no tiene en mente saltar a la pantalla grande, no está nuestro cine para ofrecer muchos debuts. Sigue en bancarrota, a ver si lo anima Almodóvar y ese «Volver» con rodaje casi secreto. Es una buena forma de aumentar el interés. «No me han propuesto nada. Soy la primera sorprendida ante el rumor. No sé de dónde habrá salido, aunque ya me gustaría», me cuenta sin moverse de los Madriles, igual que su prima, Rosario Mohedano. Tras su tanteo o tonteo con Adan Péres, ex de Estefanía, fue revelación televisiva. Aún sin cuajar como cantante, se defiende de tertuliana. Y tan bien le van las cosas que estrena piso de 140 metros, todavía vacío, en ese Torrejón compartido por sus padres. Su madre, Rosa Benito, también es muy eficaz en los rifirrafes televisivos. Con 26 años que no aparenta, Chalo ya se independiza. ¡Ay, estas hijas de las madres que amamos tanto!