
¡JOSE ANTONIO OLIVAR! ¿ Que ha muerto Olivar? Entristecido, sabiendo el dolor que me causaría, me da tan penosa noticia mi hijo Enrique Javier Suero, redactor jefe de "Hola": Que se nos ha ido a la otra vida, a mejor vida, José Antonio Olivar Cuviella, compañero de toda la vida en el periodismo, durante algunos años coincidiendo en la Agencia EFE y, después, él en la revista HOLA y yo en LECTURAS. Compañeros y siempre amigos, además estrecha y gozosamente unidos por la asturianía más cercana al ser ambos de Colunga, José Antonio Olivar nacido en la villa marinera de Lastres (14/09/1939) y yo en el paraíso de Carrandi (3/10/1936) pegado al totémico monte Sueve . Bueno, una de las raíces de Olivar, su abuela materna, estaba en Carrandi. Aunque a su casa natal le decían "El Palación", se trataba de una vivienda humilde y descartada. La tuberculosis mortal de los años 30/40 le dejó enseguida sin sus padres, Manolo y Anita, y se llevó también a cuatro hermanos. El sobrevivió y se crió con una abuela hasta que, a los 12 años, ingresó en el seminario de Covadonga (1953) de donde pasó (1955) al Metropolitano de Oviedo. Ordenado de cura en 1964, su primer destino fue de coadjutor en Vllaviciosa, la "capital de la sidra", 1964-1968. En los cursos últimos de teología cultivó la poesía y con sus poemas ganó importantes premios y juegos florales. Con las 30.000 pesetas que cobró de uno de ellos, en 1968 dejó Asturias y prácticamente el sacerdocio (viviría tres matrimonios) y se vino a Madrid para abrirse camino de escritor y de periodista. En su primera etapa, se ganó la vida de colaborador en EFE con entrevistas, reportajes y fotografías. Apenas incorporado a la plantilla de la agencia, una de esas entrevistas de EFE, a Don Antonio Sánchez Gómez, fundador de HOLA, le abriría puertas de esta revista, fichado por Eduardo Sánchez Junco en el verano de 1984. Fichaje para toda su vida, de redactor a director adjunto hasta su jubilación. Un grande de HOLA, un histórico de HOLA. Carmen Cervera, baronesa Thyssen, a quien hizo tantas entrevistas, confió a José A. Olivar unas memorias de su marido publicadas con el título "Yo, el barón Thyssen". Olivar también es autor de cantidad de canciones religiosas que se cantan incluso en iglesias de los Estados Unidos, de villancicos y, lo último, de una Misa en Honor de la Virgen de Covadonga con música de Guillermo Martínez que grabó la soprano de Gijón Tina Gutiérrez. Curiosamente, las canciones religiosas no son de los cuatro años de cura. Me contó muchas veces que la primera la había escrito en 1972, en una pensión de Madrid, al lado de la Plaza de España, donde convivía con artistas de tablaos flamencos. Es muy popular: "Con vosotros está y no le conocéis", pero como mi adiós dolorido, pero siempre esperanzador elijo otra: "Yo quiero ser, Señor amado,/ como el barro en manos del alfarero,/ toma mi vida, hazla de nuevo,/ yo quiero ser, con tu poder,/ un vaso nuevo". ¡Eterna felicidad en esa vida nueva, querido José Antonio Olivar! Y no perdamos nuestro humor, nuestra "cosa marinera"de siempre, no nos digamos adiós, mejor ¡hasta luego!
(Fotos de Hola y archivo).

