
Creo que profundizando cada día en una FLOR ó frase escrita con el amor más sincero y puro que profesó desde muy niña Angelita hasta convertirse con el paso de los años en Sor Ángela de la Cruz, por el amor a Jesucristo, el Hijo del Padre Dios, llegaremos como no a la Stma. Virgen, la Madre de Jesús y nuestra Madre Celestial Una vez hecha la introducción, analizamos la decimocuarta frase o FLOR escrita por Santa Ángela de la Cruz: ¡Dulce Madre mía! Alcánzame un encendido amor a Dios y al prójimo.
Y seguimos analizando estas flores tan sencillas pero con una gran fuerza y profundidad, se nota que en su corazón tiene metido el amor a Dios, a la Santísima Virgen y por ese amor tan real a Ellos, también ama al prójimo.
Que ejemplo tan grande tenemos en nuestra más cercana santa, en esta sevillana nacida en un barrio humilde y obrero, pero su humildad nata le hace ser rica, nada más y nada menos que, en amor a Jesucristo y a María su Madre que, son utilizando una jerga o vocabulario actual, serán juntos con los pobres sus más importantes iconos.
Y Sor Ángela que sabe que la Virgen María lo puede todo, le pide cada día, que tenga un encendido amor a Dios y al prójimo y esas son sus premisas y desde ahí todo. Llega a decir al poco tiempo de fundar la Compañía, renunciando al cargo que ostentaba: María, nuestra Madre, desde hoy será nuestra Maestra, nuestra Superiora y nuestra Hermana Mayor. E incluso escribe en sus cuartillas a las hermanas: Entre Dios y nosotras, criaturas miserables, está nuestra Santísima Madre, que aunque extraordinaria a los ojos de Dios, pero a los nuestros imitable.
Dejó claro y patente sus amores y líneas a seguir, hoy todas las madres, hermanas y novicias de esta legión de ángeles, las Hermanas de la Compañía de la Cruz, siguen dando testimonio y el tiempo parece que es como si no avanzara para ellas, días tras días, siguen al pie de la letra sus Máximas y directrices que pasan por el amor a: Dios, la Santísima Virgen y al prójimo. Tienen una humildad tan grande, tan grande y aman tanto a los pobres, enfermos y ancianos solos que, habría que besar el suelo, por donde pasan sus zapatillas de esparto.
Hasta el próximo día, Dios mediante que, volveremos con una nueva FLOR.

