
Algunos municipios en su afán recudatorio quieren penalizar a los turistas con una ecotasa; es decir, que paguen por desgaste de pavimento, por respirar el aire y por hacer fotos. Cuando un turista hace una compra en una tienda se le cobra un 21% sobre el precio de compra, al igual que en restaurantes y bares, pagan un suplemento del 10%, como si fueran ciudadanos residentes contribuyentes. La ecotasa que la pague el que contamina.

