Aproximadamente sobre el año 1603 ocurrió en nuestra costa, concretamente en la playa de Regla, un acontecimiento en el que unos navíos turcos quisieron asaltar el Santuario de Ntra. Sra. de Regla y ante el cual los chipioneros hicieron un alarde de estrategia y valor para evitarlo.
Nuestro historiador local, el chipionero y agustino fraile, Diego Carmona Bohórquez nos lo cuenta en su libro “Historia Sacra” de esta manera:
<> <<despachó luego="" al="" punto="" la="" villa="" en="" reconociendo="" los="" enemigos,="" un="" hombre="" a="" caballo="" dar="" aviso="" excelentísimo="" señor="" duque="" de="" medina="" sidonia,...="">>.</despachó>
<> …<> ..<> ..<>
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<<..Esto se hizo con tanta brevedad que en espacio corto dieron a los moros larga pesadumbre, pasando por ellos el mismo aprieto y congoja que habían dada antes a los nuestros; fueron apretados de manera que a ser mayor la distancia fuera menor su ventura y más grande su arrepentimiento, pues a no llegar las cuatro lanchas al amparo de sus navíos, cuya artillería fue su defensa, fueran cautivos o muertos todos haciendo de ellos nuestras armas lo que pensaban hacer las suyas de nosotros..>>
<<..Asombrados del fracaso y muertos muchos de ellos quedaron los enemigos al abrigo de sus bajeles, volviéndose los barcos con las gentes de guerra, con que quedaron los nuestros ufanos y alegres, haciendo católicas admiraciones, cuando a los ojos habían tenido tan notorio peligro. Sucedió entonces que un soldado de la gente de Chipiona, llamado Diego de Vides, saliendo sin orden del Capitán se fue a uno de los corrales de pesquería, que estaban menguantes, y con un mosquete poniéndole sobre la pared de dicho corral de pesquería apuntóle a el turco que más se señalaba capitán de una de las galeotas, que le cayó a tiro al ir huyendo, de un balazo dio con él muerto en el agua, por ir él, el turco de pié levantado en la popa; pero luego llovieron sobre él tantas balas que ha no estar atrincherado de la pared del dicho corral de pesquería lo hicieran pedazos, aunque volaban a toda fuga huyendo de los nuestros que despedían aguaceros de plomo, recibiendo algunas rociadas también de los enemigos, aunque no murió ningún christiano..>>.
Juan Luís Naval Molero Cronista Oficial de la Villa de Chipiona.
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